En general, desde niños tendemos a que se nos den mejor las ciencias o las letras. Sin embargo, nuestra capacidad de aprendizaje a esas edades es tan elevada que cualquier cosa que nos incite o motive nos hace curiosear y prestar más atención por dicho tema.
Lo mismo que hay niños a los que no les atraen los libros y se consigue que de mayores sean grandes lectores, siempre guiándoles en un principio con temas y autores que les gusten. En estas edades, tienen que existir docentes que sepan transmitir las matemáticas y las ciencias, familias que alienten a jugar con juegos de habilidades matemáticas y adultos, en general, que vean los números, la lógica y las ciencias como algo "normal" que hay que incorporar en la vida habitual de los niños y las niñas. Para saber motivar a un niño o una niña lo primero de todo es ponerse en los zapatos de él o ella.
Hay una frase de Reshma Saujani, abogada y política norteamericana fundadora de la organización tecnológica Girls Who Code, con la que estoy casi casi plenamente de acuerdo: "Tiene que haber modelos a seguir, no puedes ser lo que no puedes ver". Difiero en que siempre tiene que haber un primero para todo, que será el que haga la primera parte del camino. Pero, quitando al iniciador, lo normal es que de pequeños queramos ser bomberos, policías, profesores, médicos, camareros, directores de cine. Algunos valientes se arriesgan y desean ser científicos o inventores. Y, en los últimos años y gracias a la introducción de tecnologías y aprendizaje mediante juegos en las aulas ya los hay que quieren dedicarse a la programación o a la robótica. Pero ¿alguna vez habéis oído a un niño o una niña que quiera ser matemático/a, físico/a, analista...? En general, no suelen ser carreras inspiradoras para los niños de ninguno de los dos géneros.
"¿Qué pasaría si en la adolescencia la mayor parte de profesores de ciencias fuesen mujeres? ¿O que fuesen las mamás las que se dedicasen mayoritariamente a trabajar en áreas STEM? Lo más probable sería que las niñas quisiesen seguir el patrón de sus madres y no les provocase tanto rechazo una profesión 'difícil'".
Cuando llegan a adolescentes, muchos niños quieren ser como sus papás o seguir el patrón de los hombres que les rodean. Sin embargo, ¿qué pasaría si en la adolescencia la mayor parte de profesores de ciencias fuesen mujeres? ¿O que fuesen las mamás las que se dedicasen mayoritariamente a trabajar en áreas STEM? Lo más probable sería que las niñas quisiesen seguir el patrón de sus madres y no les provocase tanto rechazo una profesión "difícil" y con el tópico de que está destinada y dominada por hombres.
Cierto es que en la tendencia para los estudios STEM se está produciendo un aumento en la incorporación de las mujeres. Por lo menos, nosotros sí lo notamos en nuestro máster más demandado de los últimos dos años, el Máster en Analítica Web y Big Data, que coincide con que es uno de los perfiles más demandados por las empresas). Pero queda mucho por hacer y es necesario comenzar a incentivar desde la adolescencia.
En el siglo XXI la realidad es que más de la mitad de las titulaciones universitarias en España llevan nombre de mujer. Sin embargo, sigue habiendo una cantidad importante de talento que se pierde, ya que muchas mujeres no se arriesgan a realizar estudios STEM, en los que serían muy buenas, y sacrifican su futuro con otro tipo de estudios o incorporándose directamente al mercado laboral.
Hay diferentes motivos por las que una joven no elije estudios STEM. Uno de los más reconocidos es que piensan que todos los temarios van a ser matemáticas y eso les asusta, pero no es cierto, no todo son matemáticas y números.
Podemos darle la vuelta a la tortilla de los motivos para intentar que ese mínimo de alumnas STEM llegue a ser igualitario en pocos años, ya que existen muchos porqués para prepararse en estudios STEM. El primero debe de ser el del gusto, ya que estudiar (y luego trabajar) durante años algo que no te atrae se puede convertir en la peor pesadilla que tengas. Luego hay otros más materiales, como pueden ser la superioridad de salario con respecto a la mayoría de los empleos o la posibilidad de progreso e innovación en las empresas, aparte de que suelen ser perfiles en los que las tasas de paro son mucho más inferiores al resto.
Por su parte, las empresas también deben de poner su aportación. Aunque hablamos mucho de igualdad lo cierto es que en muchas empresas se mantiene una cultura machista y no se fomenta el acceso de las mujeres a ciertos puestos. Es una lucha contra corriente en la que muchas mujeres pierden la batalla en el camino porque no encuentran el apoyo o la fuerza para continuar nadando.
Yo espero que dentro de pocos años nos pase como en la medicina, que ha pasado de ser una carrera típica de hombres a que las consultas estén llenas de urólogas, cardiólogas, alergólogas, neurólogas, etc., y los hospitales de cirujanas que salvan vidas a diario.
Desde Spain Business School siempre hemos apoyado y fomentado la igualdad de condiciones y acceso a los puestos laborales y lo intentamos diariamente con un programa de prácticas en empresas para que todo el alumnado que desee incorporarse al mercado laboral pueda hacerlo de manera justa, basándonos en sus conocimientos y en las labores que deben de desarrollar